
Maldito Dios, siento odio, siento asco, siento ira.
Odio, como jamás lo sentí en la vida y en la muerte.
Dios, odio como jamás pensé odiar.
-No te burles de mis llantos, no me enseñes tus dientes.
Mátame de una vez, ya no puedo hacer falta, ya no puedo sentir.
No creo en el día ni menos en la noche, no creo en el amor, ni en la ternura de un niño, no creo en mí, no le creo más a esta mentira mal llamada vida.
Deseo la muerte y la decapitación del ser y del amar.
Mentira, vivir una mentira y fingir no haberla vivido, cerrar los ojos y morir en silencio escondido de mi mismo.
Se que te ríes de mi tras la puerta. Se que debo callarme y aguantar la ira de mis entrañas.
Te odio, Te odio.
Lo digo con lagrimas en mis manos, en mi pecho, en mis labios, en mi cuerpo, en la mugre de mis uñas, en cada cabello de mi cabeza, en cada fibra de mi alma. Te odio. Como si este fuera el último pestañar de mi vida…
Déjame morir, que ya no puedo mas con la ira en el corazón, no continúes con la melodía diabólica de tus risas, tras la puerta.
Maldito los días y las tardes de toda esta vida, que jamás tuvo gracia ni mucho menos razón.
Maldito Odio, que sales de mis venas con tu color pasión, pinta las carnes por fuera y deposita el dolor en la tierra.
Odio, y mil treinta y seis veces odio, maldito odio, muérete con la vida y la falsa eternidad del ser.
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